Pon un bicho en tu vida

El rey de la casa. El puñetero amo. Se llama Tequila y es probablemente el animal más inexpresivo del mundo. Flojo, flojo, flojo. Me río yo de los bichitos tan listos que hacen sus monerías en los vídeos de la tele. ¿Esto?, lo que se dice "na de na". Se cuentan con los dedos de una mano las gracias que ha hecho a lo largo de su no corta vida. Hace tiempo que desistí de captar un momentazo del enanillo. Y ahí estamos, babeando el uno por el otro (aunque en su caso es literal, babea y te pone el brazo o la pierna o el suelo perdido... ¿puede contar eso como gracia?). Tengo unas 50 fotos de la criaturita, y el desagradecido me riñe (sí, sí) si me quedo dormida y no le abro la puerta a la hora acostumbrada... ¿será c*****? El pobre... aviso: los hombres que lean esto pueden sufrir bastante, está castrado. Sí, cero, nada, cut, tijerazo, eunuco felino, castrato gatuno. Por eso a veces lo llamo "gata gorda", con todo el cariño, ¿eh?, pero creo que lo entiende y me ignora. Ahora, le dices "Tequi, corazón, bonito, ay mi negrino..." y venga a echar babas. En fin, que lo de las tías lo tiene superadísimo. Oye el celo de las gatas y el tío bosteza, pasotismo absoluto. Pensadlo bien, si no nos distrajera nada de nada el sexo, tendríamos un montón de tiempo ganado para hacer muchas más cosas, ¿? No, déjalo. Está bien así... ya si eso me organizo mejor.