Reglas básicas del saber estar

No, no me voy a poner en plan mariquita-mala-de-la-tele-da-lecciones porque el protocolo y esas cosas me resbalan mucho. Pero el otro día sentí vergüenza ajena en grado superlativo. Eso y mucha mala leche.
Resulta que fui a un concierto de música de cámara. No es lo que escucharía en mi casa, pero estas cosas en directo ganan más y en fin, había otra razón para acudir. Al principio se avisó de que se grabaría la audición, por lo que rogaban se apagaran por completo los móviles para evitar las interferencias y se guardara silencio.
Por una vez en este tipo de eventos, no se oyó ni un solo móvil, pero lo que es tos, carraspeos, pastilleros abriendo y cerrando con sus "clics", paquetes de pañuelos y papelitos de caramelo se oyeron por doquier de principio a fin. Eso y cuatro lindas criaturitas de 4 a 6 años en primera fila con el beneplácito de sus queridos papás.
Aparte de lo que NO HAY QUE HACER en un concierto: aplaudir entre movimientos. O sea, miramos el folleto en que se nos muestra lo que se va a interpretar, y ponen unos cuantos apartados tipo: Andante, Presto vivace, etc. Bueno, pues las contamos, porque entre una y otra de esas partes PROHIBIDO APLAUDIR. Sólo se hace después del último!! Bueno, pues la gente venga a dar palmas tras cada uno. Lo digo porque yo estuve al otro lado, en el escenario, en mis tiempos mozos cuando la mili se hacía con lanza, y todas esas cosas joden muuuucho.
El de sonido que lo grababa se tiraba de los pelos, el del contrabajo rozaba ya con las uñas las cuerdas de lo que le irritaba cada carraspeo indisimulado. Uno de los violines primeros torcía la cara en un rictus digno de Arévalo. Y para colmo de males, la alfombra empezó a humear gracias a uno de los focos del suelo, haciendo que público y músicos centrasen más su atención en el morboso humillo cual puro habano abandonado que en las partituras...
Estuve a punto de poner las cosas en su sitio en el descanso, pero me pudo la mierda de la contención, educación o yo qué sé cómo llamarlo, que te hace un hipócrita asqueroso: los niños, previamente acollejados, corriendo al parque a jugar; sus padres, que tan poco les importaba lo que hacían sus nenes, detrás; las señoras de los pastilleros, fuera; y por fin, los agarrados de garganta, pastillita de Strepsils y fuera también, por si acaso, a casa a guardar cama, que la gripe de los pollos acecha.
¿Es que acaso se vendían palomitas a la entrada? NOOOOOOOO... ¿por qué? porque no se coooome, no se hace ruiiido, esas tonteríasssss....
¿Pero qué puñetas era eso? He ido a conciertos de todo tipo, incluso womeros, y allí se mantuvo más la compostura; por muchos hippies y alternativos que hubiera, supieron estar mejor que algunos de buena familia que estaban allí.
Ains, qué a gusto me he quedao!
3 Comentarios:
-Hola a todos!
Entiendo perfectamente como te sentias en ese momento fatidico que a todos nos toca pasar alguna vez que otra, lo que pasa que si es solo una vez, no haces lo que en realidad te pasa por la cabeza. Y lo que te pasa en esos casos es que te gustaria levantarte del asiento lentamente, para ir cogiendo aire, y gritar por encima del sonido dolby suondraund ...(como se escriba).jeje..de la sala y decir con firmeza y seguridad....SE CALLEN COÑO, ESKE NO TIENEN EDUCACION NINGUNA JODER LA OSTIA CON LOS CABRONES ESTOS DEJENERAOS DE MIERDA, ME CAGO EN TO. y esperando haber sido entendido te sientas con la misma lentitud que te has levantando y en este caso por haberte quedado a gusto y desaogado, y alevez esperando que todo el mundo haya recibido la leccion..., se queden suavitos como el culo mio ejem y prosigan con toda naturalidad, incluso que te aplaudan otros si es preciso (eso ya seria la ordiga)
Pero como en el mundo natural no hay heroes ( solo CaMaRaMan ) pues a lo unico que llegamos es a un triste shhhhiiiiiii o dos, y si ya es muy gorda la pelota, podemos llegar a ...ya vale nooooo?!
A mi me pasa a menudo en el cine, unica circunstancia que me da pereza marcarme una sesion de cine....me acuerdo el dia en el que esetaba viendo LAS DOS TORRES...caer...no! la pelicula, y el de delante se puso a fumarrrr, efectivamente yo tampoco me lo podia creer, pero era cierto y real, no era un efecto espacial de la pelicula ni nada de eso, era un ser fumando en medio de la proyeccion, con lo que me proyecte yo mismo hacia adelante y le dije tres cositas, su reaccion fue fumar mas deprisa (no se si pa joderme mas o para apagarlo cuanto antes) el mu cabron como fumaba...en fin esta es una desgracia con la que tendremos que vivir toda nuestra vida porque siempre existiran niños chicos, el mal de la tos y el garraspeo, las pipas, las bolsas de papas, los ancianos seniles, los fumadores,las pandillas de niñatos, los cabezones que no dejan ver, las pelotillas del hombligo, el gracioso que se levanta diez veces a mear, el listillo que se sabe ya la pelicula y demas gente corriente que su derecho tiene a pagar y ver o algo.
Un beso pa tos.
By
Anónimo, a 7:55 p. m.
Que no, que no, que prometí contenerme, así que no haré una disertación infumable acerca de lo ignorantísimo que es el peatón promedio a la hora de manejar su "egoísmo razonable" y cómo esto no es sino uno de los síntomas de la decadencia de nuestra Civilización...
... (respiro hondo) ... así que me limitaré a estar completamente de acuerdo contigo (eso sí, yo matizaría lo de que a los conciertos de música clásica suele asistir gente de buena familia y los "alternativos" están frecuentados por jovenzuelos proletarios de vida licenciosa y dada a placeres lisérgicos; de todo hay en la viña del Señor) y a contar una anécdota.
Hace un par de veranos fui a ver "Yo, Claudio" en el Teatro Romano de Mérida. El actor principal (o séase, Claudio) era el mismísimo Héctor Alterio.
No saben ustedes lo que disfruté toda la noche.
En pleno clímax de la obra, las gradas del teatro rompieron a hervir de lucecitas destelleantes: las cámaras de la concurrencia (que, supongo, se desilusionarían mucho cuando se dieron cuenta de que un "flash" sirve de bien poco en un espacio abierto, en plena noche, y cuando se trata de retratar a un señor que te queda a 50 metros de distancia).
Era bastante molesto, sin duda.
Pero mucho peor fue cuando una señora justiciera, con una voz francamente estridente, chilló: "¡Ya vale con las camaritaaaaaas!". La acústica portentosa del lugar contribuyó a aumentar la potencia del exabrupto.
Incluso el egregio señor Alterio dirigió fugazmente la mirada hacia la bancada en la sombra desde la que parecía haber salido el aullido.
Por un momento creí que la troupé se levantaría de su épica pose y dejaría plantada a la parroquia. Afortunadamente, la escena continuó. Telón, aplausos y pelillos a la mar.
Moraleja: el comedimiento es buena cosa en esas situaciones. Si el molestador molesta, a veces incordia más el justiciero a viva voz.
Moraleja 2: leer la cartilla al molestador es justo y necesario, pero mejor hacerlo en el descanso.
Moraleja 3: ... a pesar de lo cual, no sirve de nada. El molestador seguirá molestando. Y todavía puede que te ponga a caer de un burro por ser tan antipático e intolerante.
Moraleja 4: La señora chillona quedó como una imbécil. De los de las cámaras nadie se acordaría, de no haber sido porque el alarido extemporáneo les puso en el mismo contexto.
Moraleja 5: Me pregunto por qué, en los conciertos de música clásica, el público aprovecha las pausas para carraspear y toser. Fijaos la próxima vez que vayáis a uno: se sustituye una fanfarria por otra. De viento. Y mocos.
Con el programa deberían repartir, a la entrada, paquetitos de pañuelos de papel y caramelitos balsámicos.
By
Anónimo, a 10:52 p. m.
Gracias a todos: NO SOY LA ÚNICA! BIEEEEEN...
By
¿Odiosa, has oídO?, a 11:58 p. m.
Publicar un comentario
<< Vuelve a casa