Mi vida en Super8

viernes, junio 09, 2006

Una de cal...



Estaba el otro día charlando con cAMARAMAN, y me recriminó, con razón, que tenía un poco abandonado el blog, así que le pregunté: ¿Quieres algo cínico o algo romántico?.

Ps!, qué pregunta más tonta, porque qué iba a decir él, que lo quería cínico, no?
Pues dicho y hecho.

Yo me imagino que como me habéis visto poner todas esas fotitos tan monas y simpáticas de los niños de mi vida, pensáis: "Aaaaayyyy, el instinto maternal llama a la puerta de Chariniiii".

Pues no. Y mira que lo estoy esperando, pero nada. Mira que hasta mi hermana pequeña ya ha hecho su contribución a la especie humana, pero nada. Mira que la gente que me rodea, mis amigos, mi entorno, cada vez se anima más, y ya se lo están pensando, pero nada.

Es que no me veo, no me siento, no me vislumbro, no me imagino... no me siento con fuerzas, primero, de soportar más cambios hormonales en mi cuerpo, ya llevo bastante mal los normales. Segundo: el parto, sólo de pensarlo, y epidural incluida, me tiemblan las canillas; que le saquen al médico un ser de 3 kilos y medio por la punta del... y a ver si tiene huevos de decirte que te quejas mucho!...
Y tercero. Lo peor. Saber que los próximos 30 años (al menos) no vas a vivir para y por otra cosa. Que la naturaleza, que es muy sabia, va a hacer que mi mente, mi alma y mi cuerpo pertenezcan a ese nuevo ser sin posibilidad de escapatoria.

No estoy preparada para ese compromiso. Y eso es porque es cierto, porque lleva repitiéndose desde el comienzo de los tiempos: el amor de una madre no tiene parangón. Es capaz de dar su vida, su sangre y lo que haga falta por ese simpático y entrañable parásito. Y el huésped que lo aloja además está encantado. Qué cruel.

Y luego, porque los hijos somos lo más egoísta que hay en el mundo, y nuestra pobre madre tiene que soportar esos desplantes completamente faltos de generosidad después de darnos toda su vida y la nuestra... Que no es justo.

Ahora, no os preocupéis, que si me veo en un momento de debilidad y me entran unas ganas insostenibles de ser... estooo... madddrr-e, o como se diga...
Tranquilos que no os lo diré, jejeje.